Al igual que tú, soy una chispa divina, emanada del seno de Dios para experimentar mi poder ilimitado en este bello planeta llamado Tierra.
Para esta encarnación elegí ser mujer, nacer en Madrid, y tener unos padres y un hermano maravillosos con los que he vivido aprendizajes muy potentes y muy bonitos.
Desde pequeña, me fascinaba lo oculto y el mundo espiritual. Mi madre, que era un poco brujita, se sentaba a explicarme mi carta astral. Mientras que con mi abuela, prefería ir a misa y rezar el rosario.
A medida que crecía, me daba cuenta que no estaba sola, sino que estaba rodeada de muy buenos amigos, “mis ángeles”. (Haz clikc aquí para saber la primera vez que fui consciente de la ayuda de mis ángeles)
Aunque la astrología me atraía mucho, lo que más me gustaba eran las cartas. Solía jugar con una baraja española a adivinar el futuro.
Fascinada por saber cómo conocer el futuro a través de las cartas, intenté en dos ocasiones iniciarme en el Tarot. Pero lo dejé. No conectaba con la vibración de los tarots convencionales. Los dibujos me asustaban y no entendía las tiradas tan estructuradas.
Para colmo, fui a una lectura de tarot con una vidente y salí horrorizada. No porque la mujer fuera mala, sino porque su sinceridad fue tan brutal y sus predicciones tan contundentes, tanto las buenas como las malas, que me asusté pensando en lo que iba a pasarme, por lo que decidí olvidarme del tarot.